La UAR presentó un predio ambicioso y contó con apoyo de Pichot y ex's Pumas
La inauguración está proyectada para 2026. El evento contó con una amplia presencia y apuntará a dar un espacio de primera línea mundial. El futuro ya llegó.

Casi un año después del anuncio oficial, la Unión Argentina de Rugby (UAR) inició la construcción de un ambicioso proyecto, pensado desde la llegada del profesionalismo en 2008.
“Este centro es el resultado de una estrategia sustentable. Se invertirán más de 30 millones de dólares. No hay ninguna otra federación argentina con una infraestructura así en un deporte de nicho como el nuestro. No somos fútbol. Vamos a construir el mejor centro de entrenamiento de rugby del mundo”, afirmó Agustín Pichot, el principal impulsor de la iniciativa.
“El gran desafío era la infraestructura. Empezamos en Belgrano, luego en Pinazo, y fue un proceso complicado. Enfrentamos obstáculos, incluso una estafa de 30 millones de pesos que nos afectó mucho. Siempre me obsesionó la infraestructura, en todos los ámbitos en los que trabajé. Buscamos el mejor lugar, con un costo razonable, hasta que Gabriel Travaglini me dijo ‘basta, si no, nunca lo vas a hacer’”, comentó Pichot, quien lidera las decisiones estratégicas del rugby argentino.
Ubicado en Los Cardales, Provincia de Buenos Aires, este centro representa un sueño largamente esperado por la UAR. Diferentes situaciones retrasaron su concreción, y tras evaluar varias opciones, finalmente se definió la ubicación.
El evento contó con la presencia de exjugadores y entrenadores como Felipe Contepomi y Juan Martín Fernández Lobbe. Pichot cerró con un mensaje para las futuras generaciones de jugadores: “Cuando entren a este centro y vean los trofeos, que sientan orgullo y ganas de representar a la Argentina. No se trata solo de dinero o de tener la mejor cancha, sino del amor por este deporte”.
Un proyecto de gran escala

Se espera que el complejo esté listo para diciembre de 2026. Contará con un edificio principal de dos pisos, con 10.972 m² de superficie, un quincho de 200 m², un depósito de 600 m², cinco canchas de césped natural y una de césped sintético.
También incluirá oficinas para la UAR, consultorios médicos, áreas de kinesiología, psicología y nutrición, salas de capacitación, un auditorio, comedor, gimnasio, vestuarios y espacios recreativos. Además, habrá un sector de hotelería con capacidad para unos 60 jugadores.
El financiamiento proviene completamente de World Rugby, a través de los ingresos destinados al alto rendimiento desde 2011. Según Rodrigo Jiménez Salice, uno de los responsables del proyecto, el centro tendrá similitudes con el predio del Real Madrid.
Durante la presentación oficial, los conceptos de “solvencia económica” y “sustentabilidad” fueron clave. Junto a Pichot, estuvieron Gabriel Travaglini, presidente de la UAR, y Sol Iglesias, gerente general, quienes resaltaron la importancia de haber mantenido una administración austera y eficiente. “Nos esforzamos mucho y cometimos errores en el camino, pero estamos convencidos de que tomamos las decisiones correctas para que el proyecto sea sostenible en el tiempo”, explicó Iglesias.
Una mirada federal
Aproximadamente el 43% de los ingresos de la UAR se destinan al rugby profesional, mientras que el 57% se orienta al rugby amateur, cubriendo en gran parte la organización de torneos nacionales. Sin embargo, los clubes no reciben ayuda económica directa.
Travaglini anunció además una propuesta para replicar centros de menor escala en distintas regiones del país. “Buscamos desarrollar estructuras similares en Tucumán, Córdoba, Rosario y Mendoza. Además, en otras provincias planeamos construir centros con menor infraestructura”, detalló.
Pichot también destacó la importancia de la federalización del rugby. “Siempre se dice que ‘la UAR es rica y los clubes son pobres’. Es un título sensacionalista. Logramos que el rugby argentino sea verdaderamente federal”, expresó.
El ex capitán recordó los desafíos que enfrentó el rugby profesional en Argentina desde 2008. “Cuando presentamos la idea por primera vez, fue difícil. Muchos pensaban que el profesionalismo beneficiaba solo a unos pocos, pero la realidad era que la UAR tenía un déficit de 2 millones de dólares y no teníamos competencia internacional”.