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08-01-2025 00:01 - Boxeo

Carlos Monzón: 30 años del adiós al ídolo

Un accidente automovilístico en el paraje Los Cerrillos terminó con la vida de Carlos Monzón, quien fue homicida, es leyenda en el deporte nacional y será el mejor boxeador de la historia en la Argentina.

Autor: DeporTV
08-01-2025 | 00:01
Foto: Entierro de Carlos Monzón. Archivo Medios Públicos
Foto: Entierro de Carlos Monzón. Archivo Medios Públicos

Las tórridas temperaturas del abrasador verano santafesino no impidieron tamañas muestras de fervor popular, de devoción hacia un ídolo deportivo que se había ido. 

Es que la fábula respecto de que un pueblo no olvida a quien le dio alegrías era/es más fuerte que el simple hecho de venerar a una persona condenada por femicidio, sin distinción de sexos ni clases sociales. 

Aquella calurosa tarde del domingo 8 de enero de 1995 falleció a los 52 años y, tras un accidente automovilístico, Carlos Monzón, excampeón mundial de los Medianos. 

Carlos, ‘Macho’ o ‘Escopeta’ cumplía condena en la cárcel de Las Flores, tras haber asesinado a su esposa, la actriz Alicia Muñiz, en febrero de 1988. El rápido juicio efectuado en julio de ese mismo año castigó al exboxeador, con 11 de años de prisión, a partir de hallarlo culpable del delito de homicidio simple.

Todas las fotos utilizadas en la nota son parte del archivo de los Medios Públicos.
Todas las fotos utilizadas en la nota son parte del archivo de los Medios Públicos.

En una de las salidas transitorias, Monzón conducía un automóvil Renault 19, que perdió el control al tocar sus gomas del lado derecho el borde de la ruta. El incidente se produjo en la ruta 1, en la localidad de Los Cerrillos, departamento de Santa Rosa de Calchines, a casi 35 kilómetros de la capital provincial. También murió su amigo Jerónimo Mottura y quedó con heridas graves, Alicia Fessia. 

Todo lo que sucedió con posterioridad al luctuoso episodio conmocionó a la provincia entera. Porque desde que las principales emisoras radiales del país difundieron la noticia, la comunidad se volcó masivamente a las calles para brindar un afecto por el cual el púgil nunca había trabajado. 

Otros tiempos, es cierto, donde la violencia de género y el maltrato hacia la mujer no exhibía el condenatorio y lógico tono enérgico que ofrece en la actualidad, tres décadas después. 

Lo real y concreto es que el velatorio en la Municipalidad local y el siguiente entierro en el cementerio de la ciudad convocó alrededor de 60 mil personas, según estimaciones policiales. 

La multitud no quiso perderse la posibilidad de despedir a aquel deportista que, en el período de ocho años (entre 1970 y 1977, cuando se retiró), le permitió esbozar una sonrisa, mientras observaba sus combates a través de la pantalla de la TV, en blanco y negro. 

Aún sin poseer un carisma especial, como por ejemplo sí mostró Oscar ‘Ringo’ Bonavena, el santafesino supo ganarse el respeto y la admiración de los demás. Por su bravura, por una pegada envidiable y por la inteligencia que lo distinguió cada vez que se subió al ring. 

Porque Monzón mantenía la cabeza fría y el corazón caliente solamente cuando se trepaba al cuadrilátero. En el resto de sus actividades  fuera del boxeo, el campeón –generalmente- vivió coqueteando con los límites, los excesos y una violencia que desnudó el costado más ruin de su personalidad. 

Todos, absolutamente todos manifestaron su dolor ante la partida del ídolo. 

Desde sus familiares cercanos, los allegados que tanto hicieron por su carrera inmaculada de campeón mundial de los medianos (su entrenador Amílcar Brusa, su promotor José ‘Tito’ Lectoure) y los personajes de la farándula que le permitieron conocer otro ámbito: su amor eterno, Susana Giménez; el director de cine, Leonardo Favio; los actores Alain Delon, Alberto Olmedo y Adrián Martel, entre otros. 

También aquellos personajes menos conocidos en el mundillo artístico como Agustín ‘Chiquito’ Uleriche, el propietario del reconocido Quincho, ese paraje gastronómico donde se comían “los mejores pescados del mundo”, según reveló el propio Monzón. 

Fue un homicida, es una leyenda del deporte nacional y será –seguramente- el mejor boxeador de la historia de la Argentina. Concretó el mejor nocaut de su carrera de 100 combates profesionales en el pleito en el que ganó el título mundial, cuando fulminó a Nino Benvenuti en Roma, en noviembre de 1970. 

Aguantó el mejor golpe de un adversario, cuando –con la mirada torva y perdida- supo capear la embestida de Benny Briscoe en el Luna Park, en noviembre de 1972, en una de las 14 defensas del título que sorteó con éxito. 

Ya sea en todo lo bueno como lo malo que generó en el boxeo y otras facetas de su vida, Monzón siempre parafraseó al tango: “No habrá ninguno igual, no habrá ninguno”. 

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