Brilla en el básquet y ahora apuesta por los libros y los hospitales
La jugadora de Obras Basket en la Liga Nacional Femenina completó cuatro años de la carrera universitaria medicina en la UBA, a la par de su destacada trayectoria como deportista

La protagonista de la histora es Candela Gentinetta, jugadora del Tachero en la Liga Nacional Femenina, la cual completó cuatro años de la carrera universitaria medicina en la UBA, a la par de su destacada trayectoria como deportista
“Sin pasión, no hay nada”. La frase no le corresponde a Candela Gentinetta, pero, y quizás sin darse cuenta, la demuestra en cada desafío que se propone. Adentro de una cancha de básquet, en la universidad y en un hospital.
Su carrera y trabajo como deportista de alto rendimiento en Obras Basket la complementa con sus estudios de medicina en la Universidad de Buenos Aires (UBA), otra ‘carrera de alto rendimiento’ en una de las facultades más prestigiosas del planeta que hace más de un lustro la pone a prueba semana a semana, la obliga a exigirse al máximo y a llevar una planificación de vida casi perfecta para aprovechar cada minuto, ya sea con una pelota en sus manos, un libro o un estetoscopio.
BÁSQUET Y PASIÓN, DE LA MANO
El deporte de la "naranja" y la medicina son las dos pasiones de esta joven nacida hace 23 años en Rafaela, Santa Fe.
“Vengo de una familia de básquet, de mis viejos y mis tíos, pero no empecé por ellos. Lo hice en el colegio, me gustó y le dije a mi papá que quería jugar al básquet. Al otro día me anotó en el club. Empecé y fui la persona más feliz. Ahí arrancó todo, a los 11 años”, recordó sobre sus inicios en la actividad que la catapultó a las primeras planas de los sitios deportivos.
Pero desde antes, incluso, quería ser profesional de la salud: “Mi mamá es médica y de chica siempre me gustó, decía que iba a ser doctora de grande y jugaba con mi hermana. Surgió mi vocación y desde pequeña lo tengo claro y lo quise hacer”.
A una ya la transformó en su medio de vida y la otra lo será cuando se retire. La parte más compleja del proceso, quizás, ya la superó. Y en eso fue clave su convicción, la misma con la que va hacia el cesto con la pelota en sus manos: “Mi familia siempre me dio libertad para todo lo que quise hacer, y en esto no fue la excepción. De chica dije que me gustaba medicina, en el Secundario las ramas que me gustaban era las de salud y estaba entre medicina y nutrición. Después quería nutrición por el tema de que, capaz, era más amena para llevar con el deporte".

"Me decidí por medicina. Mi mamá me decía ‘Cande, te estas metiendo en un quilombo, fíjate, ¿no te gusta otra cosa?’. No. Se planteó como un desafío con el básquet, sobre todo cuando fui creciendo y vinieron los torneos con la selección. Fue como un desafío saber si podía hacer las dos cosas a la vez”, agregó tal indica la web de la Liga Femenina en su web.
La ocasión de cursar una carrera de menor exigencia y carga horaria estuvo en su radar, por su determinación, menos lo que suele demorar para lanzar un tiro libre o tomar un rebote: “Lo pensé, pero duro nada ese pensamiento porque estaba muy decidida lo que quería. Iba a invertir años estudiando algo que no me gustaba y solo porque me iba a ser más fácil. ¿Para qué lo iba a hacer? ¿Por ser más llevadero? Prefiero invertir esos años y que sean más de lo que lleva hacer la carrera. Contemplo esta situación y quizás tardo ocho, nueve o diez años en terminar medicina, pero hago las dos cosas que me gustan. No me apuro, porque gracias a Dios soy profesional en lo que hago que es el básquet. Quería hacer algo a futuro, porque lo pienso como un proyecto de vida a largo plazo. Cuando me retire voy a hacer algo que me gusta, voy a tener la profesión que elegí y no la que me convenía. Y acá estoy”.
UNA VIDA QUE NECESITA PLANIFICACIÓN
Su ‘acá estoy’ es en las puertas del quinto año de la carrera de medicina de la UBA. Sus días ya no son solo de escuchar profesores en aulas repletas de alumnos a los que luego les perderá el rastro, sino de poner manos a la obra en clases prácticas. Son jornadas interminables, de mañanas en el Hospital Municipal Dr. Bernardo Houssay de Vicente López, de tardes en el club Obras y de noches de estudio en su casa.

“Voy mediando. En los momentos con la selección argentina, es básquet; en momentos de exámenes finales, es estudio. Aunque esto último es engañoso porque es el lugar que más cedo. No falto a entrenar por estudiar y ajusto por otro lado. Quizás no duermo la cantidad de horas que sería lo ideal para una deportista o, a veces, si hay doble turno de entrenamientos hago solo uno. No me ausento en lo deportivo porque es mi profesión y eso es ahora. La que más ´paga´ siempre es medicina”.
Y agregó: “Una se va poniendo objetivos a corto y largo plazo. El básquet es mi carrera más limitada porque es ahora, en el presente, y no sé hasta cuando la voy a extender. A la vez, no saco el foco de lo que es medicina para mi futuro. Cuando me retire quiero tener esa profesión para ejercer”.
EL PASO POR EUROPA Y LA NECESIDAD DE REGRESAR, POR MEDICINA
Ningún paso que da es al azar. Su presente en la Argentina, en la Liga Nacional Femenina en Obras Basket, tras garantizar que el exterior es un destino seguro en su futuro luego de sus experiencias en Portugal y Uruguay y por eso está tramitando el pasaporte europeo; tiene una única razón y es terminar su carrera de medicina:
“En 2022 perdí el año, en el sentido de que no pude cursar las materias de ese año. Pude hacer algunas que tenían modalidad virtual, pero otras requerían la presencialidad y no las podía hacer. En 2023 decidí volver a la Argentina porque apuesto a hacer las dos cosas y esta carrera no se permite hacerla completamente virtual. Tengo previsto para el 2026 o 2027 estar recibida de médica y retomar mi carrera deportiva en el exterior”, indicó.
Sus estadías en Benfica en Portugal y Aguada en Uruguay fueron fructíferas y le sirvieron para, además de crecer en su nivel, demostrarse a sí misma que está preparada para dar el salto definitivo a Europa.
“En Portugal fue de lo mejor que me tocó vivir con el básquet. Fui a un club como Benfica con una infraestructura increíble, una organización tremenda, muy prolijo y una buena competencia para ser mi primera competencia europea. Sé que, en España, por ejemplo, hay más nivel, pero irme con 20 años al exterior fue un salto de calidad y me aportó mucho en el juego. Maduré mucho, aprendí lectura y comprensión del juego. Esa temporada ganamos los tres campeonatos que jugamos (N. de R.: Liga Femenina, Copa Federación y Copa de Portugal) e hizo todo mejor, volví super contenta”, rememora con emoción.
El único lugar era no poder seguir la carrera de medicina y en Obras encontró una entidad que la respalda tanto en el básquet como con los apuntes: “Son recontra comprensivos conmigo y la situación. Ellos apuestan a que sus deportistas también estudien e incluso está el Instituto Obras para eso. La institución está a favor de eso, entonces me lo contemplan. La que no contempla soy yo porque quiero estar siempre y estoy en todos lados. Hubo días que he tenido que faltar a entrenamientos por exámenes o porque estoy complicada, aunque no lo hago nunca por una cuestión mía. Siempre me acomodo y si tengo que dormir tres horas, duermo tres horas. El club siempre se portó muy bien conmigo”.
En el equipo femenino del Tachero no es la única estudiante. Su hermana, Delfina, también cursa medicina. Margareth Padilla, Nicole Tapari, Ailín Astorga y Julia Bosque son otras de las que alternan básquet con universidades mientras que Valeria Fernández es profesora de educación física.
Con Candela Gentinetta a la cabeza, son ejemplo para las juveniles que todavía están en el Secundario y les intriga como coordinar el futuro entre dos carreras, contó la figura del plantel. “La apuesta del club es que las jugadoras de primera división le muestren eso a las más chicas y las apoyan para que tengan más recursos en el futuro. Las chicas preguntan qué hago, cómo hago y cómo me organizo. De hecho, me ven y se ríen porque en esto de la permisividad de Obras en los días de partido caigo a la sesión de video con el ambo del hospital, miro el video y me voy al hospital”, aseguró.
La idiosincrasia de Obras va de la mano de la de la CAB, que apuesta por la capacitación y formación de todos los actores que son parte del deporte con el Instituto CAB. El proyecto nació en 2021 como respuesta a la necesidad de brindar un espacio de formación académica y continua para todos aquellos deportistas, auxiliares y profesionales del básquetbol en Argentina y son varios los jugadores que ya concluyeron diferentes cursos. Entre ellos sobresalen Mauro Cosolito y Daniel Hure, exponentes de Unión de Santa Fe, que completaron el de Dirección Deportiva y, en el caso del interno, también el de entrenador Eneba N°3.